Y, sin embargo, los vinos tienen un sabor completamente diferente. Esto se debe, por un lado, a los suelos -mientras que en Champagne predomina la tiza, Franciacorta se encuentra entre el Lago d'Iseo y Brescia, en el extremo de la llanura del Po, sobre la morrena terminal de un glaciar de la era glacial-, pero sobre todo al clima completamente diferente. En Franciacorta, el clima sigue siendo continental, pero con claras influencias mediterráneas. Por ello, un Franciacorta suele tener un sabor mucho más cálido y suave que un buen champán. El afrutado también es más pronunciado aquí, mientras que los aromas de levadura rara vez son tan pronunciados como en el modelo francés.