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Las oportunidades que surgen de los proyectos de arquitectura para las empresas en sector del vino son únicas. Pero los impresionantes edificios modernos también ocultan los riesgos asociados a este desarrollo. Aquellos que aprovechen la oportunidad con acierto podrán distinguirse con éxito en el entorno competitivo con la arquitectura. En muchos casos, sin embargo, es de temer que los estilos de construcción modernos causen un gran revuelo como fogonazo de comunicación, para luego perder su impacto y convertirse finalmente en lastre.

Riesgos para el éxito sostenible de las bodegas

Hay tres razones que explican los riesgos perceptibles. En primer lugar, la arquitectura se mantiene durante décadas. A diferencia de otros medios de comunicación, el cambio estilístico es imposible durante muchos años. Sin embargo, los estilos de moda pierden rápidamente su atractivo, y un vistazo a muchos proyectos arquitectónicos de los años ochenta y noventa demuestra lo rápido que puede ocurrir.

El segundo riesgo se deriva de los elevados volúmenes de inversión. Las empresas invierten en función del éxito comercial futuro. Si esto disminuye porque los nuevos edificios pierden su atractivo, los costes de capital y mantenimiento se convierten en una carga.

El tercer problema en sector del vino es la tendencia a copiar, a menudo reconocible. Los proyectos exitosos y modernos se utilizan como modelos para los propios proyectos de construcción. O la gente confía demasiado en los planificadores a la hora de elegir el estilo de construcción. Las consecuencias son una falta de autenticidad y contrastes inquietantes entre el estilo personal de los empresarios y la apariencia externa de la empresa. Esto debilita la comunicación e impide la identificación con la empresa.

Perfiles coherentes orientados a la personalidad como base para un éxito duradero

Para las empresas, en su mayoría pequeñas y a menudo familiares, de sector del vino, existe la oportunidad de distinguirse con su estilo personal. No hay nada más único y que tenga un efecto más duradero que la personalidad. El objetivo debe ser que el estilo personal de la empresa se reconozca también externamente y crear una imagen coherente para el observador.

Aplicado a los proyectos de construcción, significa distinguirse a través de la arquitectura personal. Utilizarlo significa tomar conciencia de su estilo y expresarlo mediante una planificación orientada a él. Los objetivos, los valores, los principios y el estilo de los empresarios son, pues, el centro de una gestión orientada a la personalidad.

La comunicación corporativa basada en esto, construida con un enfoque a largo plazo, es intemporal, constante, evita los fuegos artificiales del marketing permanente y, por tanto, es más eficaz. La estabilidad se percibe como creíble, fiable y atractiva. La búsqueda de la sostenibilidad también se tiene en cuenta de forma más amplia. Desafío para las bodegas y los arquitectos Para preservar la posibilidad de realizar los propios proyectos de construcción sin sucumbir a las modas y las influencias externas, el proceso de planificación debe llevarse a cabo prestando especial atención a la orientación de la personalidad. Elaborar conscientemente el propio estilo personal es tarea de los propios empresarios.

Para los consultores y arquitectos, es un reto apoyar el proceso hacia una arquitectura orientada a la personalidad dejando de lado las propias preferencias. La creatividad no debe referirse a la realización de las propias ideas, sino a empatizar con la personalidad del cliente y poner en práctica sus ideas y concepciones.

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