Quien sólo conozca el Soave por la pizzería de la esquina o por la estantería del supermercado, probablemente no tenga una buena opinión de este vino blanco italiano, el más famoso de todos. Sin embargo, los mejores vinos de la región, que se extiende esencialmente en torno a las ciudades de Soave y Montforte d'Alpone y desde allí unos pocos kilómetros hacia el norte, son cualquier cosa menos las delgadas bebidas alcohólicas con las que tan fácilmente se asocia a Soave.
A partir de rendimientos reducidos, los suelos de roca volcánica de los mejores lugares, a menudo empinados y en terrazas, producen vinos finamente aromáticos con una acidez más bien moderada, tonos almendrados y aromas de cítricos y manzanas. Su estilo, generalmente seco, los convierte en excelentes compañeros de comida que pueden utilizarse de diversas maneras incluso cuando son jóvenes, pero que suelen ganar considerablemente con cierta madurez en botella. Los mejores ejemplares también pueden madurar de ocho a diez años sin problemas y finalmente irradian una nobleza que quizá nunca se hubiera esperado de un Soave.