El segundo vino de Château Monbousquet lleva el nombre de la hija de Gérard Perse, el "niño prodigio" de París, que llegó a Saint Emilion hace 25 años para cambiar de carrera y sigue dando guerra allí. El ambicioso empresario -que en su día fue propietario de una cadena de supermercados- quería convertirse en viticultor y probablemente tenía la calderilla necesaria. Mientras tanto, posee cinco fincas vinícolas de renombre (quizá ya una más, ¿quién lo sabe con seguridad?): Château Monbousquet -fue su primera compra-, cinco años después Château Pavie, cuyos vinos son ahora más de diez veces más caros (precio de suscripción a partir de 200 francos), Château Pavie-Decesse, Château La Clussière, que ya no existe porque se ha integrado en Château Pavie, Clos les Lunelles (Castillon). El Monbousquet no puede compararse con el Pavie (ni en precio ni en calidad), pero el Monbousquet no puede negar la intención vinícola de Gérard Perse: extremadamente denso, rico, afrutado, especiado. ¿El segundo vino (mayoritariamente de cepas más jóvenes) también es así?
Es la primera vez que lo tengo en mi copa, y probablemente la última, porque este vino ya no estará disponible. Una parte del Château Monbousquet ha sido vendida y las uvas con las que se elaboró Angélique pasarán a formar parte de "Esprit de Pavie", el segundo vino de Pavie. Esto no sólo facilita la comercialización, sino que también ayuda a eludir, en la medida de lo posible, las complicadas leyes sucesorias de Francia.
El vino -lo reconozco- no me entusiasmó mucho. Limpio, agradable, incluso un poco bien llevado, sin ningún carácter especial, sin los aromas densos encontrados en el primer vino. Por veinte francos (eso es lo que cuesta el vino), se pueden encontrar vinos mejores en todas partes -incluso en Burdeos-, pero apenas hay vinos con un nombre más ilustre. El bouquet, por lo demás tan amplio, de los vinos de Perse no es aquí ni siquiera rudimentario. En algún lugar lo encontré -acompañado de caracteres chinos- bajo el título "Everyday Bordeaux". Evidentemente, se dirige (o se dirigía) a un mercado que poco tiene que ver con Burdeos -sobre todo con los Grand Cru Bordeaux- sino con su buen nombre. En cualquier caso, mi vida cotidiana del vino es diferente, tiene mucho más sabor y también mucha más pasión.