Un hombre, un viñedo, una variedad de uva: La impresionante historia de Panizzi cuenta cómo esta sencilla ecuación pudo convertirse en una de las bodegas más sensacionales de Italia. Esta bodega ecológica certificada sigue siendo uno de los mejores productores de Vernaccia di San Gimignano.En la vida, nunca es tarde para hacer balance, cambiar de rumbo y perseguir tus sueños. Giovanni Panizzi lo demostró cuando, a los 50 años, compró la finca Santa Margherita, fuera de las antiguas murallas de San Gimignano, y sentó así las bases de una fascinante historia vinícola. Porque, como ocurre a veces con los sueños, viven de la ligereza. De alegría, fascinación y pasión. A veces también de coraje. Por eso no es de extrañar que empezara a elaborar vino casi lúdicamente con las pocas hectáreas de viñedo que ya entonces pertenecían a su nuevo domicilio, y a su propio estilo. En los últimos 40 años, de esta partida aislada ha surgido una bodega de 60 hectáreas, que sigue llevando el nombre de Panizzis y que ahora dirige Simone Niccolai. Una bodega impulsada por el amor a una variedad de uva y una denominación muy especiales -la Vernaccia di San Gimignano- y la voluntad de promover su calidad y reconocimiento. A día de hoy, esta uva especial representa el 50% de la producción. Aunque las variedades de uva tinta Sangiovese, Cabernet Sauvignon, Merlot y Pinot Noir se maduran y vinifican con el mismo cariño y con los más altos estándares.
Santa Margherita, el viñedo de poco más de siete hectáreas donde Giovanni Panizzi comenzó una vez, sigue siendo hoy el corazón palpitante de la bodega. La línea de vida desde la que llega la energía a todas las numerosas zonas que se han ido añadiendo desde hace tiempo. El viñedo superior debe esto a sus características únicas, la composición de toba y arenisca del suelo, la altitud y la topografía: así que no es de extrañar que fuera precisamente aquí, en parte de este terreno especial, donde se originó la icónica Vernaccia di San Gimignano DOCG Riserva, producida por primera vez en 1990. Porque ése es uno de los secretos de Panizzi: escribir historias con vino, contarlas y llenarlas de corazón, alma y pasión. "Me he convertido en el autor de mi vida", dijo una vez el fundador Panizzi tras trasladarse de Milán al campo para seguir el olor y el sabor del vino. Desde este punto de vista, cada uno de los vinos de la bodega es un pequeño relato de la gran historia que, sin saberlo, comenzó en aquel entonces y que sigue hablando de alta calidad, tipicidad y viticultura sostenible. "Estos valores han dado lugar a resultados innovadores, no sólo en el ámbito de la Vernaccia di San Gimignano DOCG. También dan vida a los tintos territoriales y de alta calidad", nos cuenta orgullosa la directora de ventas, Camelia Lazar.
Y es que la bodega, certificada como ecológica, sigue resueltamente su misión de continuar uniendo la viticultura sostenible con la idea original, lúdica y boyante de la alegría de crear algo muy especial. Este enfoque se ha convertido desde hace tiempo en una filosofía propia, que se nutre de momentos deliberados: "Por ejemplo, preferimos envejecer nuestros vinos en pequeñas barricas de roble francés. El envejecimiento medio y largo en botella es igualmente importante para la presentación de los vinos". De este modo, las poderosas uvas que prosperan en lo que ahora son cinco viñedos de Panizzi bajo un cuidado amoroso y meticuloso se transforman en vinos modernos que deleitan con su elegancia, complejidad y armonía.
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