En una de las regiones vacacionales más codiciadas de Italia, en el lago de Garda, se encuentra la bodega Ottella. Un excelente ejemplo de conciencia regional, que se manifiesta en vinos orgullosos que transmiten la estimulante actitud italiana ante la vida.Dos hermanos, una región, una pasión común: ésa es la excelente ecuación que hay detrás de la bodega Ottella, en la región de origen de Lugana. Porque son Francesco y Michele Montresor quienes dirigen ahora la bodega familiar de 95 hectáreas en cuarta generación, y al mismo tiempo la han convertido en pionera de la zona de cultivo, que se extiende por las provincias de Verona y Brescia. De hecho, los dos hermanos han contribuido decisivamente a que la región vinícola del lago de Garda goce hoy de tan excelente reputación: "Todas nuestras decisiones tienen que ver con alcanzar la excelencia, para ser verdaderos embajadores de esta región vinícola tan especial", explica Francesco Montresor como único propietario de Ottella. Y es que es un cosmos especial en el que se encuentran los viñedos de la orilla sur del popular lago: El antiguo avance de los glaciares de la era glacial hacia el valle formó aquí el anfiteatro de colinas morrénicas y, por tanto, también la cuenca del Lugana, donde la composición de los suelos arcillosos varía entre los municipios DOC de Sirmione, Desenzano, Lonato, Pozzolengo y Peschiera del Garda: principalmente calcáreos, ricos en minerales, intercalados con más arena en las zonas de colinas.
"Es un placer increíble elaborar en esta zona un producto cuya calidad hunde sus raíces en la profunda cultura italiana de la belleza y la bondad", afirma Michele Montresor, como el otro propietario responsable de los mercados de exportación. Son precisamente estos valores los que recoge Ottella. Por un lado, en la filosofía de elaboración del vino, que se caracteriza por la máxima expresión ética de la acción, el respeto a las personas y al paisaje que las rodea. Esto deja claro al mismo tiempo que la viticultura ecológica es un requisito básico para la familia viticultora. Pero la filosofía se manifiesta también en la expresión estética de la belleza, que se refleja incluso en la bodega: un espacio original que no sólo acoge arquitectónicamente la forma moderna de concebir la elaboración del vino, sino también la conexión entre arte y vino firmemente arraigada en la familia. Aquí, en este entorno único, los vinos maduran en diferentes recipientes: Acero, madera, cemento y, en la tercera añada, ahora también en ánforas de terracota. Porque preservar los valores y las tradiciones forma parte de Ottella tanto como las visiones de futuro.
La base de todo es el mayor respeto posible y la interpretación acertada de la relación entre el viñedo y su entorno. La lista de variedades de uva se centra principalmente en la variedad regional Trebbiano di Lugana (Turbiana). Pero también se cultivan Corvina Veronese, Cabernet Sauvignon, Merlot, Incrocio Manzoni y Chardonnay. Tras la suave vendimia, en la bodega entran en juego la sostenibilidad del proceso y la atención al detalle. Estos atributos dan a los vinos su toque final y expresan su identidad estilística: "El vino debe ante todo inspirar, estimulando nuestros sentidos y nuestra memoria". Esto es exactamente lo que consigue Ottella.
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