Actualmente estamos observando varios avances positivos. Por un lado, la tendencia a los vinos más finos no cesa. Además, muchos productores que solían centrarse en una maduración especialmente alta, en la potencia del alcohol y en la abundancia de madera, están produciendo ahora Pinot Noirs mucho más elegantes. El efecto secundario más importante de este cambio de mentalidad parece ser que los vinos no sólo tienen más carácter y un mayor valor de reconocimiento, sino que también desarrollan cada vez más el carácter de origen. Y, por último, siempre nos sorprende la cantidad de nuevos talentos que descubrimos cada año y que se dedican a producir buenos Pinot Noirs.