Los creadores del Gambero Rosso Vini d'Italia, que desde hace tiempo se ha convertido en una obra estándar, tuvieron un pequeño aniversario que celebrar en la presentación del libro en Múnich. Desde hace 15 años, un jurado compuesto por periodistas especializados, productores, comerciantes de vino y otras personas relacionadas con el tema, decide el bien y el mal de los productos enológicos del país.
Comenzó en 1987 con una tirada de sólo 5.000 libros, hoy hay 80.000 sólo en Italia y las ediciones en alemán e inglés suman otros 60.000 ejemplares. En la primera edición se presentaron 1.500 vinos y 450 productores; 33 crecimientos recibieron por primera vez el máximo galardón. 1.500 vinos parecen pocos frente a los 12.610 representados actualmente, pero en un momento en el que el mundo del vino italiano estaba prácticamente bajo mínimos tras las repercusiones del escándalo del metanol, 1.500 recomendaciones eran bastantes. Se puede afirmar sin temor a equivocarse que sin la valiente decisión de establecer un nuevo tipo de guía de vinos en medio de la mayor crisis, el vino italiano difícilmente tendría el alto estatus que sin duda merece hoy.
Con la nueva edición, además del mayor alcance, se han producido otros cambios. En primer lugar, debido a la mayor manejabilidad de la obra de 792 páginas, se ha prescindido sensiblemente de la habitual tapa dura en favor de una cubierta de rústica algo más gruesa pero flexible. Pero el contenido y la organización también son nuevos. A partir de ahora, por ejemplo, los vinos de tres copas, pero también los de dos copas, que entraron en la selección final están marcados en rojo. De este modo, se ha creado una nueva categoría de "dos copas y media" para aquellos vinos que apenas han alcanzado la máxima puntuación. La sección de "otros productores" se ha ampliado considerablemente y ahora incluye las calificaciones de los vinos además de una breve descripción del productor. Para mejorar la transparencia de las calificaciones, también se introdujo un nuevo sistema de control, que debería hacer imposible incluso para los editores cambiar las calificaciones individuales a posteriori.
Tras dos años como invitado en Berlín, la presentación del libro y de los vinos más premiados tuvo lugar esta vez en el Foro de Acción de la Praterinsel de Múnich. En las salas repartidas en dos plantas, había espacio suficiente para los casi 200 productores que aportaron un total de 214 vinos.
Por desgracia, este año tampoco se ha eliminado el mayor problema: la falta de tiempo. Es completamente imposible hacerse una idea completa de los productos expuestos en sólo 4 horas, sobre todo porque sólo se reservan dos horas para el público profesional y se llena de gente a partir de las 17 horas, lo que apenas permite una degustación medianamente seria.
Así que este año también hubo sólo unos pocos temas que pude cubrir más o menos completamente. Después de las descripciones de las regiones desconocidas del año pasado, esta vez -también en vista de las cosechas de primera clase en estas regiones- se habló principalmente de los atractivos clásicos del Piamonte y la Toscana. Varios puntos fueron llamativos aquí. En primer lugar, este año parecía haber muchos más vinos que realmente merecían sus 3 copas de vino - desde mi punto de vista. Al menos en las dos regiones vitivinícolas cualitativamente más importantes de Italia, apenas se encontraron valores atípicos. Lo único lamentable es que, a pesar de la perfección artesanal, los estilos siguen convergiendo cada vez más. Sólo unos pocos vinos siguen brillando con su propio e inconfundible carácter. Por desgracia, la manía de la barrica parece avanzar también en el Piamonte. Esto no sólo le quita al Nebbiolo parte de su personalidad. El Barbera en particular, que con demasiada frecuencia resulta ruidoso y molesto, rara vez es realmente agradable de beber, a pesar de toda su fruta y sustancia. Sin embargo, esta vez también había una serie de vinos que pondría en mi bodega sin dudarlo.
Y sólo eso es motivo más que suficiente para volver el año que viene.