Me han dicho una y otra vez que no es adecuado para la mayoría. Pinotage, el vino que se crió en Sudáfrica y que en realidad sólo se extendió allí. Mientras tanto, también soporto las miradas entre incrédulas y horrorizadas de mis amigos del vino cuando incluyo el Pinotage entre mis vinos favoritos o incluso les preparo un Pinotage. Quizá sea precisamente esto lo que me fascina tanto del vino, su independencia, sí, su voluntariedad, su alteridad (y sin embargo un buen vino que es un placer beber). De vuelta de Sudáfrica, volví a rendir cuentas. ¿Qué tiene de especial, de único, la región vinícola de Sudáfrica? Ciertamente, sus vinos son claramente jugosos, con bayas maduras, afrutados y potentes. Pero su carácter es casi siempre similar (al menos con los tintos): "Cerezas negras, tabaco dominicano, ciruelas pasas, violetas, chocolate, cassis". Es decir, vinos que acompañen a una comida abundante y que sean adecuados para una reunión enológica. Pero lo que echo de menos -al menos con los tintos- es su independencia, su diferencia con la mayoría de la oferta de vinos "internacionales" y (de momento) el estilo de vino predominante: "amaderado y exuberante pesadez, frutado superficial, demasiada manteca". Se puede encontrar en casi todas las regiones vinícolas del mundo. 
Los vinos pueden ser mayoritarios, pero cada vez se asemejan más; su independencia y el carácter de su origen, sin embargo, están cada vez más asfixiados por la madera, la potencia, la fruta, el alcohol y la complacencia. Los ensamblajes en todas sus variantes -casi siempre en fuerte imitación de Burdeos- se ofrecen en todas partes como "vinos superiores" de una bodega (especialmente en el "nuevo mundo del vino"). El pinotage es -en Sudáfrica- diferente, no es apto para la mayoría, es sudafricano, y no es "copiado" (imitado) en todas partes porque sencillamente no promete suficiente éxito. Pero - esto se confirma ahora de nuevo en la copa. Un aroma que es un poco diferente y que, sin embargo, una vez que te acostumbras, puede ser increíblemente fascinante y bueno: Chocolate negro y humo, toques de membrillo, ligeramente amargo y a la vez afrutado y con cuerpo, en este caso madera muy discreta; especias: Canela, regaliz, pimentón. Sencillamente, magníficamente diferente y, sin embargo, un vino, un vino excelente.