Enólogos modernos, tipos nudosos, tradicionalistas sin complejos: el abanico de viticultores en Chipre es amplio. Unas 10.000 familias entregan sus uvas exclusivamente a la mayor bodega, la cooperativa Sodap. Muchos otros abastecen a los grandes productores KEO, LOEL y ETKO, la empresa vitivinícola más antigua, que existe desde 1844. Algunos viticultores siguen elaborando su propio vino a la antigua usanza, en ocasiones ligeramente modernizado. Y cada vez son más los productores, a menudo con formación internacional, pero en cualquier caso con entusiasmo, que apuestan por las variedades de uva tradicionales de la isla, así como por el regreso de ésta a las filas de las regiones vinícolas respetadas internacionalmente.