El Retsina tiene miles de años de antigüedad en su género y todavía hoy se considera el vino clásico y omnipresente en Grecia. Ninguna taberna puede permitirse el lujo de no llevar retsina, incluso en los restaurantes de categoría puede encontrarse en el menú. Por un lado, esta autoevaluación le ha valido el mayor grado de reconocimiento de todos los vinos griegos, pero por otro lado, se ha convertido casi en su sepulturero. Retsina es originalmente el nombre de cierto vino blanco del Ática, Savatianó, al que se le añadía resina de pino, pero que mutó en una especie de marca hace más de 40 años.
La ruptura con la cultura original comenzó realmente cuando, a partir de los años 60, las grandes bodegas inundaron los mercados griegos y de Europa occidental con vino resinado barato. Esto ha sido posible gracias a la menor conciencia de calidad y al cambio de hábitos de compra de los propios griegos, así como al auge del turismo, sobre todo de Europa occidental. Naturalmente, la mayoría de los turistas acudían en verano, cuando el vino -en aquella época todavía almacenado mayoritariamente en barricas- era ya viejo, de color ámbar y oxidado. Sorprendentemente, el vino fue aceptado y bebido de esta manera, y los sabores desagradables fueron incluso considerados como una característica de Retsina. Como los hábitos alimentarios de los griegos más jóvenes cambiaron drásticamente a partir de los años noventa, a más tardar, y como los turistas querían comida estandarizada, muchas variedades internacionales, como el Sauvignon Blanc, se hicieron más populares que el vino típico del país. Sin embargo, este cambio en la demanda y la aceptación fue prácticamente provocado por la agonía de la producción tradicional de vino griego en los años anteriores. No fue hasta finales de los años 80 cuando algunas bodegas entraron en razón, a menudo en el curso del cambio generacional, y se dieron cuenta de que la tradición no consiste en conservar las cenizas, sino en transmitir el fuego. Hoy en día, el panorama vinícola griego está literalmente en ebullición. Muchos vinos de los productores que ahora son tan activos, ya sea en el llamado estilo tradicional o internacional, ya pueden compararse con éxito a nivel internacional. O, como en el caso de la "nueva" retsina y el tesoro redescubierto de las variedades autóctonas, representan una categoría propia con una expresión individual y una estética especial.