Campos de trigo, huertos, olivos y almendros prosperan en los fértiles suelos de Tasca d'Almerita, en Sicilia. Pero son los viñedos, situados en cinco regiones de la isla volcánica, los que captan las múltiples caras de la isla y cuentan una historia muy especial en vinos llenos de carácter.Estar entre los mejores también exige un alto grado de responsabilidad. Más aún cuando la propia historia está estrechamente ligada a un trozo especial de tierra. Y esa es la historia que contamos aquí. Durante ocho generaciones, la familia Tasca d'Almerita ha vivido y trabajado con la fértil tierra de Sicilia. Viven con los viñedos, que cultivan, cuidan, amplían y transmiten a la siguiente generación en las mejores condiciones. Así, con el tiempo, se ha creado un proyecto agrícola y vitícola único de unas 700 hectáreas, que hoy, además de la finca madre Regaleali en las sorprendentemente verdes colinas sicilianas, comprende otras cuatro bodegas -Capofaro en Salina, en el archipiélago de las Islas Eolias, Tascante en el Etna, Whitaker en la antigua isla de Mozia y Sallier de La Tour en Camporeale- que captan así en potencia vinícola la fascinante interacción geológica y climática de cambio de la isla volcánica.
Todo ello con un profundo respeto por la tradición. Así pues, no es de extrañar que la atención de la familia se centre en variedades de uva tradicionales y autóctonas como Catarratto, Grillo, Inzolia, Perricone y Nerello Mascalese, con el fin de resaltar aún más la singularidad y diversidad de las cinco zonas individuales y, sobre todo, independientes. "Cada bodega habla de una Sicilia diferente", afirma orgulloso su director gerente, Alberto Tasca. Para mantener esta alta calidad, la sostenibilidad es el segundo y decisivo pilar de la familia, que mira al futuro con una conciencia que debe ser inigualable. "El mayor reto para nosotros hoy es conservar estos maravillosos lugares y legarlos intactos a nuestros hijos, con una atención constante a la protección de cada ecosistema". Para lograr este objetivo, Tasca d'Almerita se adhirió hace casi 13 años a programas como VIVA y SOStain, un programa de sostenibilidad reconocido por el Ministerio de Cambio Ecológico. Es un proyecto concreto para proteger el territorio que está tan cerca del corazón de Alberto Tasca. "Nos embarcamos en un viaje de concienciación porque queríamos saber exactamente qué impacto tiene cada una de nuestras acciones en el viñedo, en la bodega y, más en general, en toda la organización". Utilizando indicadores científicos rigurosos y un enfoque multidimensional, se mide así el nivel de sostenibilidad de cada bodega. A partir de estos datos, en la última década se han tomado decisiones de gran calado en todos los ámbitos de la empresa familiar para evitar el despilfarro y preservar el gran patrimonio.
"A través de un trabajo constante y diario, la sostenibilidad se ha convertido en una ética de responsabilidad en nuestra empresa: no sólo una forma de hacer negocios, sino un estilo de vida guiado por valores y principios que giran en torno al bien común", afirma Alberto Tasca. Otro importante efecto secundario de este camino: "Además, todo sabe mejor", ríe encantado el enólogo. Y esto no pasa desapercibido para los entendidos. Porque Tasca d'Almerita fue galardonada como "Bodega Europea del Año" por Falstaff en 2019 gracias a esta forma especial de vinificación sostenible y al impacto positivo en el vino, el medio ambiente y otros vinicultores de toda Italia.
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