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El Pinot Noir puede sobrevivir 150 días sin suministro de agua, mientras que los cultivares tolerantes a las enfermedades, como Floreal, Vidoc y Voltis, sólo pueden sobrevivir 50 días. Lo descubrió Sylvain Delzon, especialista en ecofisiología del Instituto Nacional de Investigación Agronómica, Alimentaria y Medioambiental (Inrae). Probó 30 variedades de uva para determinar su resistencia a la sequía y llegó a la conclusión de que la Pinot Noir -junto con la Merlot, la Cabernet Sauvignon y la Silvaner - es la más robusta. Según los resultados de la investigación, cuando hay falta de agua, se forman burbujas de aire en los vasos que contienen el jugo ("cavitación"), lo que provoca embolia y deshidratación de los órganos. Las vides se protegen de ello cerrando los estomas de sus hojas para detener la evaporación. Si la sequía continúa, mudan sus hojas para proteger el tronco y sus componentes perennes.
Según Delzon, las vides son tan sensibles a la sequía como los tomates. Estudió el riesgo de fallo hidráulico durante las sequías en 329 viñedos de todo el mundo. "Los viñedos de Cognac, con un 85% de Ugni Blanc, o los de Marlborough, con un 78% de Sauvignon, tienen mucho que temer del cambio climático", advierte.
Aunque en los últimos 20 años Delzon no ha observado en Saint-Emilion ni en Napa una muerte de la vid relacionada exclusivamente con la sequía, él y sus colegas han detectado hasta un 12% de cavitación en los troncos, lo que afecta al crecimiento y al rendimiento. Hace un llamamiento a los obtentores de uva para que incluyan rasgos de resistencia hidráulica en los programas de mejora genética, además del mildiú velloso, el oídio o la enfermedad de la mancha negra: "Sin duda se pueden cruzar variedades de uva para hacerlas más tolerantes a la sequía".
(al / fuente: vitisphere; foto: Inrae)