A pesar de la intensa investigación, la viticultura ecológica no podrá prescindir del cobre en las próximas décadas. Esta es la conclusión a la que ha llegado la Asociación Federal de Viticultura Ecológica tras la conferencia anual de cobre de la máxima asociación ecológica BÖLW con IFOAM Organics Europe y el Instituto Julius Kühn en Siebeldingen (Palatinado) hace unos días. "Los datos muestran que en los años buenos, los viticultores ecológicos alemanes aplican sólo la mitad de la cantidad permitida", dijo la portavoz de la junta directiva de Ecovin, Hanneke Schönhals. Espera "reducir la cantidad a medio plazo con nuevas formulaciones, nuevos preparados y la promoción de variedades de uva resistentes a los hongos".
La presentación de los proyectos actuales de universidades, institutos de investigación y empresas en la Conferencia del Cobre 2022 haría que los implicados fueran "cautelosamente optimistas". Sin embargo, "todavía no se ha encontrado un verdadero sustituto fungicida, y los nuevos preparados pueden tardar años y décadas en alcanzar la madurez en el mercado", dice el comunicado de Ecovin sobre la conferencia.
Casi ninguna otra sustancia es "tan controvertida en la agricultura y viticultura ecológicas como el cobre". Puede acumularse en las capas superiores del suelo y dañar la vida del mismo. No obstante, la sustancia ha sido aprobada como fungicida en la agricultura ecológica "como solución transitoria" hasta 2025 en la mayoría de los países de la UE. En Alemania, la cantidad máxima por año es actualmente de tres o cuatro kilogramos por hectárea, según la indicación y el producto. "No queremos esperar solo a la introducción de nuevos preparados. Por ello, las bodegas Ecovin apuestan por una protección fitosanitaria integral y preventiva y por las nuevas y robustas variedades de uva", resume Hanneke Schönhals.