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El clima aquí es claramente mediterráneo y, con una media de 2.800 horas de sol, está en un nivel récord europeo. Tras una primavera a menudo húmeda, los veranos aquí suelen ser muy secos, sólo que no siempre hace tanto calor como cabría esperar. El principal culpable es el mistral, un viento descendente a menudo rígido y frío que se precipita por el Ródano desde el noroeste, a menudo literalmente de improviso y durante días. Lo que puede costar un disgusto a los veraneantes es una bendición para la viticultura aquí. Las enfermedades lo tienen muy difícil porque el viento seca la humedad rápidamente. El enfriamiento adicional desempeña un papel decisivo para que las uvas conserven aromas frescos incluso cuando están muy maduras de azúcar.