No se deje desanimar por las botellas y etiquetas extravagantes. No se trata de un tipo de deslumbramiento que tenga que destacar principalmente por su envase, sino todo lo contrario. Todo aquí es convincente sin excepción, y siempre más que eso. El gran "Decem Annis" de 2009 nos dejó sin palabras: nunca antes habíamos conocido un Franciacorta tan bien madurado.
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