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Un nuevo sensor llamado "lengua electrónica" (e-tongue) ha detectado señales de defectos en el vino a la semana de su contaminación con microorganismos. En el experimento realizado en la Universidad Estatal de Washington (WSU), la tecnología informó de cambios en el sabor de los vinos cuatro semanas antes que los catadores humanos.
En los experimentos, los investigadores añadieron microbios causantes de sabores desagradables a Rieslings. Los catadores fueron entrenados previamente para reconocer distintos aromas del vino considerados deseables e indeseables, de modo que pudieran responder correctamente a los aromas de ratones, esmalte de uñas y plantas. Se tuvo en cuenta que pequeñas cantidades de sabores incorrectos pueden incluso contribuir a la complejidad de un vino.
Los vinos se probaron durante seis semanas a intervalos de siete días con las sondas sensoriales de la e-lengua y fueron evaluados simultáneamente por el equipo de cata. Al cabo de una semana, la e-lengua era capaz de detectar la contaminación y, por tanto, defecto del vino. Los probadores humanos necesitaron cuatro semanas para ello. Esto significa que la e-Tongue es capaz incluso de "saborear" señales de defectos antes de que los microbios del vino puedan cultivarse en una placa de Petri. Un estudio similar con vinos tintos también demostró la capacidad de la tecnología para ayudar a detectar fallos en una fase temprana. También puede utilizarse para dotar a los vinos de una especie de huella dactilar.
Los investigadores insisten en que la e-lengua es más útil como complemento que como sustituto del análisis humano. El estudio ha contado con el apoyo del Fondo de Investigación del Vino y la Uva de Washington y el Departamento de Agricultura de EE.UU. y se ha publicado en la revista Journal of Food Science.
(al / fuente: decanter)