Pronto se cumplirán dos años desde que bebí la última "La Nerthe" y, por supuesto, escribí sobre ella. Fue en 1990. Ahora es el turno de los 99. No, no soy un fan de Nerthe, soy un marcado de Nerthe. Creo que ya he escrito esto antes. "La Nerthe" me pertenece (y yo a ella), porque es el primer vino en el que me fijé. Pero yo estaba lejos de estar en edad de beber entonces. Siempre se servía en los días de fiesta y en las escasas celebraciones familiares. No para mí, por supuesto. Sólo se me permitía mirar con mi jarabe, para maravillarme de lo que bebían los mayores mientras los pequeños esperaban al Niño Jesús. No es de extrañar, todavía asocio "La Nerthe" con los sentimientos de recibir regalos y celebrar.
Por eso me gusta beber "La Nerthe", incluso hoy. Me trae un trozo de memoria, un trozo de mi vida pasada, siempre y donde sea que tenga el vino en mi copa. ¡Y eso es bueno! Por mí y por el vino. Ahora que la botella vacía está a mi lado, me pregunto seriamente: ¿cuántos recuerdos, experiencias, sentimientos, historias hay en los vinos? Algo para cada uno, pero siempre algo diferente. Así ocurre que cada vino es algo diferente para quien lo bebe. Un vino diferente, aunque -materialmente hablando- el mismo.
Quizás deberíamos prestar más atención a lo que hay en el vino y a lo que hay en nosotros mismos cuando bebemos vino. Quizá debamos tomarnos en serio lo que duerme en nuestro interior y sale cuando bebemos vino. En cualquier caso, es más serio y probablemente también más interesante que lo que hay que decir sobre la sensorialidad de todo tipo de cosas. Esto no es una declaración en contra de los catadores serios que intentan objetivar, para simplemente desprenderse de tales "revueltas". Se trata de una declaración de los sentimientos que necesita un vino para que lo amemos. Por eso me encanta "La Nerthe" y soy cualquier cosa menos objetivo en mi consumo. Probablemente, como siempre.
N.B. El "La Nerthe" 1999 tiene (según la discusión en www.cellartracker.com): "una gran nariz de especias, tierra, cereza, almizcle y un toque de lila; un cuerpo medio y una buena intensidad de cerezas dulces y secas. Castaño y caoba al principio, luego tierra clara, mineral y una acidez bien equilibrada... gran longitud...." Otra opinión, de un grupo diferente pero del mismo vino: "Completamente desarrollado y amplio en nariz. Mucha fresa, algunas setas y maíz (!). Potente y elegante y con una pureza cristalina. También elementos agridulces que llevan a los catadores ciegos a Piamonte. En el paladar, el vino es preciso, con hermosa fruta, potente pero con una fresca elegancia que es fantástica para un vino del Ródano Sur..." (traducido libremente del inglés)