El vino de Navidad perfecto

Comida festiva - vino festivo - algo especial (Foto: Peter Züllig)

Va más allá: un vino de Navidad, ¿sabe diferente, mejor, incluso más dulce que el de Viernes Santo, Pascua o Pentecostés? ¿O es simplemente el vino que se bebe en Navidad? Pero, ¿por qué ese en particular debería ser perfecto? El problema -lo admito- no me deja ir. ¿Es sólo lingüístico o hay algo más, algo que no sé, que desconozco? ¿Es un tipo de vino muy especial? Espontáneamente, me viene a la mente el vino caliente, pero es cualquier cosa menos perfecto, al menos no como vino. La sospecha se complica: no se trata tanto de un problema de vino como de un problema lingüístico. Se busca una expresión adecuada para algo que se supone especial, en este caso para un vino que se bebe en Navidad. Esto amplía la pregunta: ¿Qué bebes en Navidad? No hay ninguna regla, ni siquiera un orden. Ni siquiera se puede calcular una media significativa. ¿Y se supone que es perfecto?

En busca del vino de Navidad perfecto (Foto: Peter Züllig)

Cuanto más lo pienso, más me caliento. Sin embargo, la Navidad -tal como yo la entiendo- es algo celestial. Se podría seguir con el juego de lenguaje y conceptos. Ese no es mi punto. El "vino de Navidad perfecto" es un ejemplo de lo difícil que nos resulta describir las percepciones y los sentimientos. Unas veces suena kitsch-dulce, otras bruta-directa, pero casi nunca como uno se siente realmente. Se necesitan construcciones auxiliares: perfecto sigue siendo inofensivo, vino de Navidad una mera frase vacía. Los más listos evitan el problema en la calificación del disfrute del vino, asignan puntos. Incluso hay escalas para esto - diferentes, pero algo estandarizadas. La pregunta sigue siendo: ¿Cómo se compara el disfrute, la experiencia, la sensación de un vino de 97 puntos con uno de 87 o incluso de 77 puntos? ¿Y cuál es la diferencia entre un vino de Navidad y uno de Año Nuevo?

Los críticos profesionales del vino han creado algunos términos para las características de un vino. Algunos de ellos son fáciles de entender, incluso si eres un profano: mineral (por ejemplo), puro (tal vez), potente (no suele haber comparación), concentrado (cuestión de experiencia), exótico (depende de dónde seas), fruta radiante (me cuesta, ¿cómo puede "irradiar" una fruta?), final largo (se puede medir, pero cada uno experimenta el efecto posterior de manera diferente)... Y entonces vienen los términos auxiliares, las analogías: Frutas sobre todo, bayas, especias, olores, experiencias de todos los ámbitos de la vida, desde los establos hasta los caminos de alquitrán y los calcetines mojados hasta la piel de los animales.

Degustación - búsqueda de los términos adecuados (Foto: Marcello Weiss)

Pero incluso éstas son sólo construcciones auxiliares. Algunas son fáciles de entender, otras no tanto. ¿Quién sabe a qué huele la glándula del vientre de un ciervo almizclero? ¿A qué sabe un condimento de cedro? ¿Cuál es la diferencia entre las setas oscuras y las claras? ¿Cómo se expresa un personaje floral? No, eso es lo más cerca que vamos a estar. Todas estas son comparaciones honorables, características y rasgos que, con la práctica, se pueden obtener de un vino durante una revisión sensorial. Para el catador de vinos esto puede ser útil, pero para el conocedor del vino es más bien pesado. Sus sentimientos no están ahí. Sus sentimientos siguen sin ser expresados. Por eso a veces se recurre a frases llamativas como "vino perfecto" o "vino de Navidad". Pero el vino así catalogado tiene muchas más características -quizás sean precisamente éstas las que lo convierten en un "vino de Navidad": por ejemplo, un "estilo hedonista". De los antiguos griegos nos quedan pocos, pero el término es -gracias a Internet- fácil de interpretar: Hedonismo (del griego antiguo ἡδονή, hēdonḗ) significa aproximadamente alegría, placer, deleite, deseo sensual. Sí, ya hay algo navideño en eso. Tengo más problemas con el término sexy que se utiliza con frecuencia. No sé si me equivoco. Pero el vino tiene poco que ver con el sexo, a no ser, claro, que el exceso de alcohol sea el fin del sexo. Pero... quizás esto sea sólo una floritura retórica. ¿Quién sabe?

En la bodega de un belén provenzal: la viticultura y la bebida forman parte del ambiente y la tradición navideña (Foto: Peter Züllig)

Todo esto son observaciones y reflexiones, a veces divertidas, a veces molestas, a veces impotentes, sobre lo que uno quiere expresar con palabras. A saber, lo especial, lo extraordinario, la experiencia de sabor y disfrute excepcional. Eslóganes como "mega-asombroso", "amigable con la comida", "contundente y crujiente" y lo que sea que se llamen (estamos inundados de ellos en la publicidad del vino en este momento) tampoco ayudan. Tampoco ayuda la ironización, como siempre ocurre en estos momentos, momentos de falta de palabra. He descubierto un delicioso ejemplo aquí, interpretado por el actor Louis de Funès (fácilmente comprensible incluso sin francés): http: //www.youtube.com/watch?v=opdC4_DC6Yg&feature=related

Pero volvamos al vino de Navidad, que tanto me preocupa y a una decena de lectores y escritores del foro también. Por ejemplo: En mi opinión, un "vino de Navidad es algo especial, no necesariamente una ganga". El vino debe estar orientado al menú de Navidad y, desde mi punto de vista, puede ser un poco más destacado en tal ocasión", escribe un lector. Estas son algunas pistas más, pero aún están lejos de ser una respuesta a la pregunta sobre el vino de Navidad definitivo.

Tal vez un poco resignado, el escritor del foro afirma: "Hace unos días se presentaron 100 ideas en el Wine Spectator. Sumando los últimos 10 años son 1.000 y están lejos de estar completos" Cien vinos de Navidad, sí mil y muchos más... Sólo puedo aferrarme a eso: Debe ser algo especial. ¿Pero no son muchos vinos y muchas palabras para una simple afirmación: algo especial? Me encuentro con una figura que forma parte de la tradición navideña en el sur de Francia desde hace más de 200 años como los "Santons" ("Pequeños Santos"). Todo el mundo lo conoce, todo el mundo sabe lo que significa: el Ravi, el desvariado.

Figura de Ravi como santón en los belenes tradicionales de la Provenza - una expresión de deleite no adulterada (Foto: Peter Züllig)

No puede expresarlo con palabras, simplemente levanta los dos brazos en señal de alegría, sorpresa, felicidad. De hecho, este gesto sigue siendo muy común en la Provenza hoy en día, en cuanto se habla de algo que toca las emociones más que la mente. Sin palabras. Una expresión del cuerpo difícil de interpretar para quienes sólo piden hechos, análisis, pruebas. El Ravi debe acompañar a cada vino, si entonces levanta los dos brazos, entonces lo hemos encontrado, el "vino perfecto de Navidad". El Ravi tiene razón: no necesita nombres, sólo necesita sus emociones y son más honestas que incluso tantas palabras que puedo leer en relación con la Navidad y las vacaciones en los anuncios en este momento. Por lo tanto, no le deseo una Navidad perfecta, ni el vino perfecto para acompañarla. Pero el perfecto Ravi - como compañero. En otras palabras: Te deseo silencio en los momentos felices, también cuando disfrutas del vino.

Sinceramente,
Tuyo