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El Valle de Casablanca, una de las regiones vinícolas más famosas de Chile, se ve afectado por el éxodo de muchas bodegas. Las razones son la falta de agua, el exceso de viñedos y los conejos que mordisquean uvas y parras. Los productores se van a Leyda, Limarí y Colchagua, a menos que se trasladen a la remota Patagonia.
Eugenio Ponce, director de exportación de Undurraga, afirma: "La sequía está afectando a todas las zonas al norte de Santiago. En los próximos 30 años, los viñedos de Chile estarán principalmente en el sur, y veremos muchos más vinos de las regiones meridionales." Eduardo Jordán, de Miguel Torres, coincide: "Nuestro futuro está en el sur. El norte es demasiado arriesgado". Philippe Rolet, de Los Vascos, la finca chilena de Domaines Barons de Lafite Rothschild, habla de "grandes problemas de agua. Es muy seco. En los dos últimos años hemos trasladado todo de Casablanca a Colchagua". El director general de Lapostolle, Charles de Bournet, lamenta esta evolución porque, al igual que sus colegas, aprecia mucho la calidad de los vinos de Casablanca. Pero los costes de producción de vino en la región son ahora "escandalosos". Además, la plaga de conejos se ha descontrolado. "Primero se comen las uvas, luego se instalan en los troncos de las viñas porque hace mucho calor y seco y no encuentran otra cosa".
Marcelo García, de Terra Noble, que piensa quedarse en Casablanca, afirma: "Es fácil vender y marcharse; es mucho más difícil quedarse en la región e invertir en ella para preservarla para las generaciones futuras". Ya ha sido testigo de una evolución similar: "Hace unos años, todo el mundo estaba en Limarí, luego se marcharon tras seis o siete años sin un suministro de agua óptimo. Ahora está ocurriendo lo mismo en Casablanca. Si el gobierno no limita el número de hectáreas que se pueden plantar en una región determinada, los viticultores de todas partes tendrán los mismos problemas", afirma. "Es cuestión de regular la superficie cultivada".
(al / fuente: drinksbusiness; foto: 123rf)
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