"Sólo soy un bebedor de Côtes du Rhône", me dijo mi amigo Christoph, guiñando ligeramente un ojo. De hecho, no sé por qué los Côtes du Rhône tienen algo ligeramente despreciable o "de mala reputación" para muchos amantes del vino, un vino de masas sin más, al menos no digno de mención, a menos que procedan de una bodega famosa o de determinados municipios (por ejemplo, Gigondas), pero entonces ya no son Côtes du Rhône "normales". Creo que es más bien la diferenciación con el Châteauneuf-du-Pape "más noble" y más caro lo que lastra la reputación de los Côtes du Rhône "ordinarios". Además, siguen existiendo muchos vinos de masas que se acogen a esta denominación de origen general y que realmente no merecen ser mencionados. No es el caso de este Côtes du Rhône de Ogier, una de las fincas vinícolas más antiguas, nota bene en Châteauneuf-du-Pape. Claro, no es necesariamente el mejor vino de la renombrada bodega. Pero un vino excelente: Garnacha acentuada (60%), con mucho Syrah (30%) y algo de Cinsault. A pesar de tener casi cuatro años, todavía tiene mucha de la fruta juvenil de un Syrah, las notas de pimienta 
apenas se anuncian. El vino es vivo y con carácter, especialmente en el paladar, por lo que el recuerdo perdura hasta bien entrado el final. Anteriormente sólo había conocido la idiosincrasia de Côtes du Ventoux de la misma casa, que da mucho de la belleza serena y salvaje de la montaña que se hizo tan famosa por el Tour de Francia. El Oratorio es mucho más tranquilo, quizás más calmado, un poco menos incisivo, con un cuerpo suave y mucho volumen y fundido. Con 14,5%vol de alcohol -debería ser un buen 15%- es un poco demasiado cargado. Incluso como compañero de asado y filete demasiado estresado, demasiado independiente: un poco más alegre, entonces, podría ser. Cité a mi amigo: "Sólo soy un bebedor de Côtes du Rhône", y le guiñé el ojo juguetonamente. Sí, yo también soy un bebedor de Côtes du Rhône. No sólo desde hoy, sino desde hoy aún más.