El lema de Domaines Schlumberger en Alsacia es: "Una buena cosecha es aquella en la que el vino nace por sí mismo". Que esto sólo se consigue cuando la naturaleza y el hombre trabajan en armonía se puede experimentar en cada copa de los expresivos vinos de la bodega tradicional.Producir la máxima calidad en las mejores condiciones es fácil. Pero jugar más allá de la norma incluso cuando no es tan fácil, vinificar grandes vinos incluso cuando el transcurso del año no es óptimo, ése es el arte que distingue a una verdadera bodega de calidad. Un arte que ahora domina la séptima generación de la empresa familiar Domaines Schlumberger, en Alsacia. Por suerte, no tienen que utilizar este arte con demasiada frecuencia, ya que las condiciones para el cultivo de la vid son casi perfectas en la finca de 130 hectáreas: suelos excelentes, topografía ideal e insolación. Este triunvirato entrelazado convierte a los Domaines Schlumberger en especialistas en Grand Cru en Alsacia, ya que 70 hectáreas de los viñedos están clasificadas en este nivel superior, gracias a los parajes de belleza única de Kitterlé, Spiegel, Saering y Kessler.
Las raíces de la dinastía Schlumberger se encuentran en la Suabia alemana, pero la familia se estableció en Alsacia ya en el siglo XVI. Fue aquí, en 1810, donde Nicolas Schlumberger sentó las bases del legado vinófilo que hoy continúan los hermanos Séverine y Thomas Schlumberger. Esta larga historia, que abarca siete generaciones, alimenta la conciencia de la tradición, pero también la abre al progreso. Esta fusión bien equilibrada de experiencia y modernidad es una mezcla maravillosa que se manifiesta de la mejor manera en todos los ámbitos. "Sólo vinificamos nuestra propia cosecha", afirma Séverine Schlumberger. Para ello recurren a una gama de variedades que va desde Riesling, Pinot Gris, Pinot Blanc, Pinot Noir, Muscat y Gewürztraminer, predestinada para el terruño de arenisca con sus suelos estériles. "Como viticultores de montaña, producimos vinos en laderas muy impresionantes. Diría incluso que nuestros viñedos están entre los más impresionantes de toda Alsacia". Al fin y al cabo, las uvas maduran en los vertiginosos parajes de Guebwiller, en el sur de la región, en laderas en terrazas que pueden alcanzar los 50 grados de inclinación y altitudes de 250 a 390 metros. "De este modo, toda nuestra gama de vinos capta la columna vertebral mineral de Alsacia".
Al escuchar las palabras de Séverine, se percibe directamente la pasión y el amor que siente por su tierra y su trabajo: "Es el trabajo más diverso que conozco. Cada año es diferente y siempre tienes que cuestionarte a ti mismo. Es agradable para el ego", dice con una sonrisa. Esta actitud realista es probablemente también la que conduce a la grandeza de los vinos. Las condiciones de la naturaleza son un elemento esencial. Pero cuestionarse constantemente asegura la atención en todo momento: "El día que dices que eres el mejor, puedes cerrar la tienda", dice reflexivamente. Al mismo tiempo, Séverine Schlumberger tiene una misión incansable. Porque quiere hacer comprender a los entendidos que los vinos de Alsacia son indispensables para los entendidos. Simplemente porque "Alsacia es una de las pocas regiones del mundo que produce tal variedad de vinos blancos". Si a esta diversidad se añade un equipo apasionado y afín y el importante factor del tiempo, que garantiza el largo proceso de vinificación, se obtienen vinos que hablan por sí solos.
Le invitamos cordialmente a descubrir esta gran bodega con 2019 Riesling Lieu-dit Flieg en marzo en nuestras catas en línea wein.plus:club. Las plazas, disponibles tanto para B2B como para consumidores, son muy limitadas.
Puede adquirir el vino destacado en los siguientes distribuidores.