Vino fino entre art déco e innovación

Desde el mediodía, el asesor vinícola Christophe Le Berre recibe a sus clientes en el refugio del vino "Le Repaire du Sommelier", situado en pleno centro de la ciudad, en la calle de Flandre. El sumiller regenta su tienda-vinoteca desde 2013, tras unos 15 años en la gastronomía de alta gama. El vino se acompaña de música de vinilo del tocadiscos, degustaciones y quesos de "Catherine", una de las queserías más antiguas de la ciudad. "Conozco personalmente la historia de cada viticultor de mi gama de vinos europeos", dice el bordelés, que se ha centrado en las uvas autóctonas. En cuanto a los vinos belgas, aprecia la frescura de las "boules" (vinos espumosos) belgas. Como los neo-vignerons del país producen cada vez mejor calidad, Le Berre también ofrece una selección de vinos belgas.

Cuando Gontran Buyse da una vuelta por la bodega que hay bajo el restaurante de lujo "Comme Chez Soi", fundado en 1926, a veces hasta a los entendidos se les pone la carne de gallina. Trabaja como sumiller desde hace 25 años, y las bodegas albergan innumerables clásicos de Burdeos, como Pétrus, y raros Borgoñas, por ejemplo de Romanée-Conti y Armand Rousseau. Los precios de estos vinos oscilan entre 60 y 20.000 euros por botella. El sumiller lleva tres de las cinco generaciones de la familia propietaria y destaca el valor histórico de las cerca de 16.000 botellas almacenadas. Riesling El restaurante es conocido por su interior Art Nouveau y ofrece un plato emblemático casi centenario: lenguado con gambas grises del Mar del Norte y salsa muselina. Laurence y Lionel Rigolet, la pareja anfitriona, son la quinta generación al frente del restaurante: su hijo Loïc, de 26 años, ya trabaja en la cocina, pero también como asesor de vinos en el restaurante. En el futuro, quiere ampliar la exquisita carta de vinos con vinos naturales y experimentales.

Thierry Lejeune y su "Bodega Gudule" están situados en el "Greenbizz", una aglomeración de empresas de tecnología ecológica en el distrito de Laeken. Como "Artisan Vinificateur", produce desde 2018 su colección de vinos con certificación ecológica "Custom-Made in Brussels" en una bodega urbana. Procedente de la industria gráfica, Lejeune aprendió el arte de la vinificación por su cuenta. La producción anual alcanza actualmente las 30.000 botellas. El componente central de su enfoque innovador es la inversión de la producción tradicional: en lugar de cultivar uvas localmente, las importa de varias regiones de Europa. Para ello, dispone de un sistema de transporte con cajas especiales y refrigeración integrada, en el que trae cada año a Bruselas casi 50.000 toneladas de uva intacta. Entre las 15 variedades importadas figuran cepas como Garnacha, Syrah, Petit Manseng, Sangiovese y Grüner Veltliner. Los vinos resultantes sólo están disponibles en Bruselas.

Desde hace unos años, jóvenes aficionados al vino natural o antiguos sumilleres han abierto sus propios bares de vinos en los municipios vecinos de Bruselas, a menudo en una combinación de restaurante, bar y tienda. La mayor densidad de bares de vinos se encuentra en distritos como Saint-Gilles, el multicultural barrio estudiantil de Ixelles o en Schaerbeek, cuna de Jacques Brel. Ixelles alberga templos del vino naturales, minimalistas y acogedores, con nombres como "Rebel" o "Antidotes". También se encuentra allí el muy de moda "Le Bain des Dames", que toma su nombre de una playa con vistas al puerto de Marsella y está regentado por jóvenes del sur de Francia. Dos comerciantes especializados en la importación de vinos naturales, "Titulus" y "Cave Coop", también tienen su sede allí. En Saint-Gilles, cerca de la estación sur, también recomendamos "Badi" o "Calmos", así como "Tortue", en una típica casa esquinera de ladrillo en las frondosas afueras de Uccle. Casi todos ellos ofrecen una selección de "grignotines" (aperitivos), así como pequeños y deliciosos menús degustación. También se puede comprar una buena botella en el bar.