En casa, en Alba, embajadores en el mundo: el amor incondicional por la región de Langhe y el deseo de crear juntos un legado digno de ser transmitido a la siguiente generación impulsan a la familia piamontesa Ceretto hacia la excelencia enológica. A vinos que cuentan la historia de su tierra natal."Todo lo que sé es un regalo de los años que pasé esperando brotes y frutos. Temer las nubes que se acercan a la vendimia. Escuchando al viento anunciar el granizo. Ver brillar el sol sobre la vid. A podar la planta y verla podada. Coger un puñado de tierra en la mano, cerrar el puño y abrirlo para ver cómo la tierra se desmorona o se mantiene firme". Esta cita de Marcello Ceretto, que junto con su hermano Bruno anunció el auge de la bodega familiar en el Piamonte en la década de 1960, capta vívidamente la gran importancia que tenían para ellos la tierra que cultivaban y la elaboración del vino. Palabras que también suscriben simbólicamente los descendientes de ambos. Entretanto, son sus hijos quienes dirigen la dinastía vinícola con pasión, amor y sentido de la responsabilidad hacia los recursos de la naturaleza. Alessandro, hijo de Marcello, siguió a su padre como enólogo, su hermana Lisa es responsable de finanzas, Frederico, hijo de Bruno, se encarga de las ventas y su hermana Roberta, de la comunicación y los eventos.
Desde hace casi 100 años, la familia Ceretto se dedica al vino y, por tanto, también a la tierra en la que vive. Porque son conscientes de que ambos deben ir de la mano. Por eso, en los últimos 20 años, han reconvertido paso a paso la agricultura de sus viñedos al cultivo ecológico, con el fin de producir lo más cerca posible de la naturaleza. "Es el amor lo que nos guía en cada decisión: en los viñedos que cultivamos, en las bodegas donde maduran los vinos, en el paisaje donde vivimos", nos cuentan los Ceretto sobre su impulso. Un empuje que, con el paso de las generaciones, ha llevado a la antigua bodega a incluir tres negocios más. Lo que les une es la ubicación en la región de Langhe y la exigencia de excelencia. "Hemos seleccionado terrenos en las zonas más prometedoras e históricamente mejores y nos hemos centrado en el concepto de viñedo único". Así, las 140 hectáreas de viñedo incluyen lugares de renombre como Asili, Brunate, Bussia y Rocche di Castiglione. En ellos, las variedades de uva Nebbiolo, Arneis y Moscato maduran en suelos diferentes, de modo que aportan distintas expresiones a los vinos, pero siempre las mejores.
Un Barolo o un Barbaresco de Ceretto es una declaración a la que casi nadie puede resistirse. Pero la familia también marca pautas en el sector de los vinos blancos, y de una forma muy especial. Los Ceretto fueron de los primeros en producir Arneis monovarietal hace casi 30 años y siguen haciéndolo al más alto nivel. Su Blangé Arneis se ha convertido en toda una institución. Con semejante conciencia de los momentos especiales de placer, no es de extrañar que la familia de viticultores se haya asociado en el ámbito culinario. Junto con la chef Enrica Crippa, dirigen el único restaurante con tres estrellas Michelin del Piamonte en su ciudad natal, en el corazón de Alba.
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