Fronsac y su enclave de Canon-Fronsac se encuentran directamente al noroeste de Libourne, en un triángulo entre la Dordoña y el río Isle que viene del norte. La zona ya gozaba de una excelente reputación como región vinícola en los siglos XVII y XVIII, después de que el cardenal Richelieu introdujera el vino en la corte real. Pero la fama se desvaneció. No fue hasta la década de 1980 cuando comenzaron las grandes inversiones que devolvieron a Fronsac y Canon-Fronsac la atención de la gran comunidad de amantes de Burdeos.
Los viñedos de la región, que hasta 1976 aún se llamaba Côtes de Fronsac, se extienden por siete municipios, de los cuales sólo St. Michael-de-Fronsac y un pequeño trozo de Fronsac tienen derecho a la denominación Canon-Fronsac. Esta subregión tiene fama de poseer el mejor terruño y teóricamente produce los vinos más finos, pero en la práctica la calidad del vino depende mucho más del productor que del origen.
Desde el punto de vista estilístico, no hay ninguna diferencia perceptible entre las dos denominaciones. Los vinos, que aquí crecen predominantemente en suelos calizos y arcillosos ricos en cal, son predominantemente potentes y robustos. Siempre han estado dotados de un tanino mucho más prominente que los de St.-Emilion o Pomerol, que hoy en día sólo se apuntala con bastante más fruta que en la época anterior al renacimiento de la calidad, cuando los vinos de aquí resultaban a menudo bastante angulosos y quebradizos. No obstante, su potencia tánica sigue siendo hoy en día un rasgo distintivo de muchos vinos de Fronsac y Canon-Fronsac.