La asociación Bodegas Familiares de Rioja (BFR), formada por 216 viticultores, ha declarado que no quiere seguir participando en los órganos de gobierno del Consejo Regulador de Rioja. Asimismo, sus miembros abandonan la Organización Interprofesional del Vino de Rioja (OIPVR). No obstante, los vinos seguirán comercializándose bajo la denominación de origen DOCa Rioja.
BFR acusa al Consejo Regulador de que su actual estrategia "vulnera los modelos de negocio de los pequeños y medianos productores". El sistema favorece a los grandes productores de vino al centrarse en los volúmenes de vino y la alta producción. Aunque Rioja lleva desde 2017 produciendo más vino del que puede vender, las grandes empresas han seguido reclamando nuevos derechos de plantación hasta hace poco. La superficie de viñedo en Rioja ha crecido en 28.000 hectáreas desde 1985. Esto ha desencadenado la actual crisis con los excedentes. Desde que se fundó la OIPVR hace 20 años, el precio del litro de Rioja ha subido un 17%, pero la inflación general es el triple.
Fernando Ezquerro, presidente del Consejo Regulador y del OIPVR, condenó la decisión de BFR de abandonar los órganos de gobierno. Dijo que la medida era "inexplicable", ya que se habían iniciado reformas en el sistema de gobierno.
BFR afirmó que quería "otra Rioja" basada en una viticultura sostenible y en la producción de vinos artesanales de alta calidad.
(al / fuente: decanter)
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