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En el debate, a veces muy emocional, de las últimas semanas sobre la regulación de una clasificación reglamentaria de los viñedos introducida el año pasado, el director de la Asociación de Viticultores de Austria, Josef Glatt, se ha pronunciado en un editorial. En la revista de la asociación "Der Winzer", Glatt contradice las acusaciones vertidas en el sitio web gluecklichelage.at, de publicación anónima, y por el Comité Regional del Vino de Burgenland. Con palabras inusualmente duras ("Pensamiento elitista en hilos finos, con el que algunas empresas esperan mejorar su posición en los mercados vinícolas"), se afirmaba que asociaciones privadas como Österreichische Traditionsweingüter (ÖTW) o Steirische Terroir- und Klassikweingüter (STK) han hecho redactar en un marco legal sus reglamentos internos de asociación para Erste y Große Lagen. Glatt explica: "En realidad ocurre lo contrario. Más bien, la demanda de una clasificación legal ha venido de otras empresas vitivinícolas de estas zonas, en el sentido de que dicho reglamento debe estar a disposición de todos los viticultores que trabajan en la zona y no sólo de los miembros de la asociación."
Recuerda el procedimiento definido para la clasificación: antes de que un comité regional del vino solicite la clasificación en una región vitícola, debe ponerse de acuerdo sobre los lugares afectados con todas las asociaciones vitícolas de la cuenca. A continuación, junto con la autoridad superior, el Ministerio de Agricultura, se elaboraría un documento de clasificación que tendría que aprobar el Comité Nacional del Vino. En Austria, los comités vitivinícolas son corporaciones públicas y representantes oficiales del sector vitivinícola.
La clasificación de los parajes es una oferta a las zonas que esperan un valor añadido para todos los habitantes de la región, dijo el director. Las regiones vitivinícolas en las que la comercialización de los emplazamientos de viñedos no fuera tan importante no aplicarían el concepto. Tendrían que juzgarlo los miembros de los respectivos comités vitivinícolas regionales nombrados por decreto. El objetivo no es dar a los viticultores individuales una ventaja competitiva, sino "hacer una promesa de calidad para toda una región", como en Borgoña, por ejemplo. Glatt pide que el concepto de clasificación de zonas "no se menosprecie ni se critique". Lo mismo se aplica al "crecimiento incontrolado a este respecto en los medios sociales, donde se crea el ambiente contrario a la clasificación con argumentos a veces inverosímiles".
(al / Fuente: Der Winzer)