En su versión más pequeña, con cuerpo bulboso y cuello largo y ancho, el "Respirador de vino" parece a primera vista un recipiente de laboratorio. Obviamente, esto es intencionado: La función está en primer plano. Sin embargo, a más tardar en un segundo vistazo, llama la atención el hermoso cristal soplado a boca. Con su combinación de cristal ahumado y tapón de cobre, el decantador, que cuesta entre 80 y 110 euros según el modelo, encaja en cualquier hogar a la última. Para los tradicionalistas y los frikis que no soportan verter un vino en un recipiente de cristal ahumado, también hay versiones de cristal transparente.
La versión pequeña que probamos tiene un diámetro de 16 centímetros y una altura de 22 centímetros. También tiene una ligera depresión en la base. Si se tienen unas manos medianas, la jarra es muy manejable. Una vez lleno, se puede sujetar firmemente con una sola mano. Esto lo hace atractivo desde el primer contacto. Además, el recipiente es ligero, pero el cristal no es demasiado fino. Esto significa que no hay que preocuparse constantemente de que sea demasiado delicado para la ronda de vino.