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Un nuevo estudio realizado en EE.UU. ha investigado por qué las personas que consumen alcohol con moderación tienen menos riesgo de sufrir infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares que las que se abstienen por completo o beben bastante más. Atribuye el principal efecto no a cambios en la sangre, sino en el cerebro. El autor del estudio, el Dr. Ahmed Tawakol, codirector del Centro de Investigación de Imágenes Cardiovasculares del Hospital General de Massachusetts, analizó para ello los escáneres cerebrales de cientos de participantes. Éstos mostraron una menor reacción al estrés en la amígdala, que interviene en las reacciones emocionales del cerebro. Cuando se sobreexcita, la amígdala prepara al cuerpo para reacciones de lucha o huida. Esto eleva la presión arterial y ciertas neuronas hacen que la médula ósea libere más células proinflamatorias. Se libera cortisol, que indica al cuerpo que almacene grasa, lo que aumenta el riesgo de diabetes e hipertensión, y también adrenalina, que eleva aún más la presión arterial. La combinación de estos efectos puede aumentar el riesgo de infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares.
Según Tawakol, los escáneres cerebrales de bebedores moderados mostraron una actividad significativamente menor en la amígdala que los no bebedores y los bebedores empedernidos. Al mismo tiempo, subraya, "para la misma cantidad de alcohol que protege contra las enfermedades cardiovasculares, encontramos un aumento similar del riesgo de cáncer, por lo que no estamos sugiriendo que haya una cantidad recomendada de alcohol para mejorar la salud", y recomienda meditar y hacer ejercicio para reducir el estrés.
Otros científicos también advierten del peligro de centrarse sólo en un aspecto en los estudios sobre el efecto del consumo moderado de alcohol. Señalan que el estudio sólo muestra asociaciones, pero no puede probar que el alcohol sea la razón de que haya menos estrés en el cerebro.
(al / fuente: CNN)