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En la región de Languedoc, en el sur de Francia, la flavescencia dorada de la vid se extiende como la pólvora. El viticultor ecológico Lionel Boutié, de Coursan, cerca de Narbona, nos cuenta: "Hace 20 años que tenemos amarilleamiento dorado. Hemos arrancado las cepas enfermas y la enfermedad ha permanecido bajo control. Pero desde hace cuatro años es una explosión. Soy propietario absoluto de un viñedo de 50 hectáreas. El año pasado tuve que arrancar doce hectáreas, y este año otras diez, principalmente de Sauvignon y Pinot Noir. Otros viticultores también han tenido que retirar miles de cepas. Ya han tenido que arrancar un total de 17 hectáreas, pero siempre se encuentran nuevas cepas enfermas.
Patrick Pennavaire, viticultor de Limoux y presidente de la Asociación de Viticultores para la Lucha contra los Organismos Nocivos, aduce como posibles causas: una posible disminución de la vigilancia en años con menos casos de daños, la mayor susceptibilidad de las vides tras las heladas de 2021 y la prohibición de insecticidas altamente eficaces. Los virus causantes de la enfermedad son transmitidos por la chicharrita de la vid.
Algunos viticultores ya piden que se autoricen cuatro tratamientos en lugar de los tres permitidos para la certificación medioambiental HVE y una exención para que los viticultores ecológicos también puedan utilizar pesticidas convencionales el próximo año. Los viticultores también esperan que los tratamientos agrupados en uno o dos días en una zona eliminen más cigarras que si los tratamientos se reparten en diez días.
Lionel Boutié, por su parte, quiere concentrarse más en la lucha contra el virus que contra el insecto: "Estamos probando preparados herbales prometedores con viticultores ecológicos de otras regiones de Francia. También reorganizaremos nuestro viñedo con setos y puntos de agua para crear un hábitat para los insectos beneficiosos". Las parcelas de casi 20 hectáreas de una sola pieza ya no son sostenibles".
(al / fuente: vitisphere)