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El Grand Vin 2022 de Château Lafite Rothschild (foto) se ofrece en la campaña en primeur a un precio de unos 800 euros. Esto supone un aumento de más del 23% respecto al precio de estreno del 2021. El Premier Cru no está solo en esto: algunas bodegas hablan ya de la añada más cara del mercado. Por el Château Rauzan-Ségla 2022 hay que pagar unos 115 euros, lo que supone incluso cerca de un 40 por ciento más que por la añada anterior. La plataforma de compraventa de vinos Liv-ex ha recogido subidas medias de precios de alrededor del 20 por ciento. Según algunos comerciantes, esto se debe a que muchos clientes prefieren comprar Burdeos ya embotellado. Así, vinos muy valorados de las añadas 2019 o 2016 siguen siendo más baratos que los de 2022, que actualmente solo están disponibles como muestras de barrica.
Liv-ex advirtió hace más de una semana de que sería "difícil para los comerciantes vender muchos de los vinos de esta campaña y que la mayoría de los lanzamientos no ofrecen una propuesta convincente para los compradores". Otros comerciantes están convencidos de que la alta calidad de los Burdeos de 2022 justifica el aumento de los precios. No todos los châteaux han aumentado significativamente sus precios en comparación con los mínimos de 2019, para ellos la demanda es buena, dicen. La campaña en primeur de los Burdeos de 2019 cayó en la primera fase de la pandemia de la Corona, lo que provocó precios muy moderados.
Sin embargo, Arthur Coggill, comprador de vinos finos de Goedhuis, en Londres, habla de que algunas subidas de precios no tienen explicación y que las bodegas sufren ahora la baja demanda. "Creo que la mayoría de la gente no podría hacer frente a precios así. Probablemente podríamos haber vendido el doble si hubieran sido un poco más razonables". Teme que algunos châteaux corran "mucho peligro de no tener en cuenta el panorama macroeconómico mundial".
(al / fuente: drinksbusiness; decanter)