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Via Maria 10, en la ciudad italiana de Reggio Emilia, es, por su propia cuenta, la bodega más pequeña del mundo. Tiene 200 metros cuadrados y se encuentra en el tejado de la casa del propietario Tullio Masoni. Abona sus viñas de Sangiovese con huevos, plátanos, algas y excrementos de ruiseñor y afirma que les afecta el ruido de la ciudad. Antiguo banquero de inversiones, Masoni había heredado un viñedo cerca de Reggio Emilia, pero lo vendió. Más tarde se arrepintió de esta decisión y plantó el viñedo en la azotea. Vende las 29 botellas que produce cada año en una galería de arte local. Masoni considera su vino como un proyecto artístico y ha fijado el precio en 5.000 dólares por botella de 0,75l.
Las espalderas para las vides fueron realizadas por un escultor, las barricas de roble diseñadas por artistas. "Mis uvas alcanzan el arte nada más nacer", dice Masoni, que pide que sus botellas de vino sean tratadas como obras de arte, que nunca se abran y que no se beba el vino. "Mi vino es una forma de expresión artística, una provocación filosófica, algo que guardas en tu salón para charlar con tus amigos y contarles lo del loco que plantó un viñedo en su tejado", dice Masoni.
(al / Fuente: drinksbusiness; Foto: Facebook/Via Maria 10)