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El proyecto de irrigación de Franconia, que pretende bombear agua del río Meno a la sequía de viñedos en laderas de gran pendiente de Iphofen, corre peligro de fracasar. El proyecto de un millón de euros, subvencionado por el Estado Libre de Baviera, podría facilitar mucho el trabajo de los viticultores. Hasta ahora, se desplazaban a las hileras con bidones y regaban las viñas, cada vez más castigadas por la sequía debido al cambio climático.
Sin embargo, Klaus Sanzenbacher, concejal de Los Verdes de Kitzingen, se opone ahora al proyecto piloto previsto desde hace más de doce años. El agua principal se canalizará a través de kilómetros de tuberías por zonas pertenecientes a la ciudad de Kitzingen. Sin embargo, el ayuntamiento no quiere poner a disposición terrenos públicos para ello. Según Sanzenbacher, la construcción de la tubería no es de interés público. "Se trata de una tubería para unos cuantos viticultores de Iphofen, nada más", afirma el concejal de Los Verdes. Además, no se han analizado suficientemente las consecuencias ecológicas para el río Meno ni se han considerado posibles alternativas. Si el ayuntamiento está de acuerdo con la postura de Klaus Sanzenbacher y se niega a utilizar el camino, los viticultores de Iphofen tendrían que preguntar a todos los propietarios privados y llegar a un acuerdo sobre su uso.
Andrea Wirsching, de la asociación de viticultores de Iphofen, está totalmente a favor del proyecto piloto, destinado a regar unas 300 hectáreas en Iphofen. "A menudo se exagera y se presenta de forma muy dramática. Pero el agua que tomamos del Meno es agua de crecida", subraya. Para Wirsching, la tubería es una especie de proyecto en el que todos ganan: riego en el viñedo - protección contra inundaciones en el valle. "El agua sobrante desemboca actualmente en el Mar del Norte sin ser utilizada", dice Wirsching.
Pero no todos los viticultores de Iphofen apoyan el proyecto. El viticultor ecológico Nico Olinger está convencido de que se puede conseguir calidad sin riego artificial. Él no riega sus viñas. "Veo que funciona: el vino nos sabe bien a mí y a mis clientes", dice Olinger.
El ayuntamiento de Kitzingen decidirá ahora el 14 de diciembre si se lleva a cabo el proyecto piloto, a pesar del compromiso de financiación del Estado Libre de Baviera y de todos los estudios realizados por una empresa de ingeniería.
(ru / BR)