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¿Cómo proteger el vino de los daños causados por la polilla del corcho?
Hay una plaga no tan rara, pero sí relativamente desconocida en la bodega: la polilla del corcho (con nombre científico "Nemapogon cloacellus"). La oruga de esta polilla también se llama gusano del corcho. La polilla resultante crece hasta unos 7,5 mm de longitud y tiene una envergadura de 10 a 14 mm.
A la polilla del corcho le gusta poner sus huevos en lugares húmedos de la bodega, sobre todo directamente en el corcho de la botella de vino. El corcho sirve entonces de alimento para las orugas. Sin embargo, debido a la putrefacción del corcho, los tapones se agujerean con el tiempo, lo que provoca una rápida pérdida de calidad del vino porque se oxida. También es posible que el sabor se vea perjudicado por los mohos, las bacterias y los ácaros que se instalan en las redes de miga de corcho entremezcladas con las heces.
Las botellas de vino infestadas por la polilla del corcho se reconocen por los corchos comidos o las migas de corcho bajo la cápsula o en el estante o el suelo de la bodega. A veces, las orugas de la propia polilla pueden encontrarse en el corcho. Si descubre que la polilla del corcho se ha instalado en la bodega, un insecticida, como el producto Blattanex de Bayer, puede ayudarle. Por supuesto, también existen trampas biológicas para polillas (por ejemplo, de Aries), pero éstas están desarrolladas principalmente contra las polillas de la comida o la ropa; su eficacia contra las polillas del corcho no está garantizada. La época más favorable para el control de la polilla del corcho es, en cualquier caso, el periodo de vuelo de julio a agosto.
Las botellas no infestadas pueden protegerse de forma bastante fiable contra la polilla del corcho cubriéndolas con lacre. Las cápsulas sobre el cuello de la botella y la abertura sólo están realmente apretadas en raros casos. Las arañas en la bodega también son útiles; como insectívoras, ofrecen cierta protección contra las plagas. La protección más eficaz es la que ofrecen las botellas con tapones de rosca, de vidrio o de corona, que no son de material orgánico y, por tanto, no son atacadas por la polilla del corcho en absoluto