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¿A qué hay que prestar atención cuando se cultiva la vid?
Son muchos los factores que hay que tener en cuenta a la hora de plantar un viñedo. Básicamente, se trata de la interacción del clima, el suelo y la variedad de uva, la regulación del rendimiento y la salud de la planta.
Las características climáticas son el resultado de la secuencia e interacción de diversos factores naturales como la temperatura, la radiación solar, las precipitaciones, la humedad y el viento. En cuanto al suelo, son especialmente importantes el contenido de nutrientes y el suministro de agua, que vienen determinados en gran medida por la composición geológica.
El número de variedades de uva en el mundo se estima en unas 17.000, pero probablemente sea aún mayor. No todas estas variedades son aptas como uvas de vinificación para la producción de vino; muchas son puramente uvas de mesa. Sólo las uvas de la vid noble (nombre botánico: Vitis vinifera vinifera) son aptas para la viticultura. Esta vid desciende de la vid silvestre (nombre botánico: Vitis vinifera sylvestris) y es una de las plantas cultivadasmás antiguas dela humanidad.
Las distintas variedades de la vid noble se han desarrollado mediante mutaciones y/o cruces. Las variedades de uva utilizadas en la viticultura actual son el resultado de siglos de cría. En este proceso, las vides se evalúan según determinados criterios y sólo se reproducen aquellas plantas cuyas características cumplen los requisitos deseados. Este procedimiento se denomina selección. En la selección cruzada, las características de distintas variedades se combinan mediante el cruce de plantas, de modo que se crea una nueva variedad de uva(nueva variedad). Ejemplos de estas nuevas variedades en Alemania son Müller-Thurgau, Scheurebe y Huxelrebe. Las nuevas variedades genéticamente más resistentes a las enfermedades fúngicas (es decir, las PIWI ) se denominan PIWI, por ejemplo Regent, Solaris, Roesler, Johanniter, Rathay, Muscaris o Cabernet Blanc.
Para conseguir altas calidades en el cultivo, las características de la variedad de uva deben ajustarse a las condiciones climáticas y edafológicas del viñedo. Además, el viticultor influye en la calidad a través de numerosas medidas vitícolas:
- Densidad de plantación
Es importante el número de cepas por hectárea en el viñedo. Cuanto más densas estén plantadas las vides, menos uvas tendrán que dar cada una y más profundamente tendrán que hundir sus raíces en el suelo para abastecerse de agua y nutrientes suficientes. Esto las hace menos sensibles a las inclemencias del tiempo. - Poda
Durante el letargo invernal (en los días sin heladas de enero y febrero), los sarmientos de la vid se podan para que sólo queden unas pocas yemas(ojos). Esto reduce el número de uvas por cepa, lo que aumenta el extracto de cada grano y mejora la calidad del vino. - El emparrado
Los sarmientos de la vid(cañas) se doblan de una forma determinada y a menudo se sujetan a estacas o alambres para controlar el crecimiento de la planta. De este modo se garantiza que las hojas de la vid reciban el máximo sol posible, para que las uvas puedan madurar de forma óptima (la fotosíntesis en las hojas es responsable de la formación de azúcar en las bayas), por un lado, y estén protegidas de las quemaduras solares, por otro. Existen numerosas formas de emparrado, que pueden dividirse en sistemas intensivos y extensivos, así como sistemas con armazón de soporte; estos últimos dependen de la distribución de los sarmientos (por ejemplo, vertical, horizontal, colgante), del soporte (por ejemplo, estaca, armazón de alambre, armazón de madera), de la distribución de la madera de fructificación (tronco, cordón, cabeza) o de la densidad de plantación (espaciado de las cepas). Los sistemas de conducción de la vid varían de una región a otra. - Trabajo del follaje
El objetivo del trabajo del follaje es aprovechar al máximo la fotosíntesis para maximizar el azúcar en las bayas y mantener la vid y las uvas sanas. Básicamente, consiste en cortar parte de las hojas de la vid en determinados momentos del periodo vegetativo. Sin embargo, es importante no quitar demasiadas hojas para proteger la vid y las uvas jóvenes de las quemaduras del sol. El deshojado suele realizarse en otoño, en la época de maduración, cuando las uvas son más robustas, para mejorar la aireación: Las uvas se secan más rápidamente, lo que reduce el riesgo de enfermedades fúngicas. - Aclareo de uvas
Para reducir aún más el rendimiento y mejorar así la calidad del vino, a menudo se corta parte de la uva (aclareo) en verano, antes de que las uvas empiecen a madurar. Esto aumenta el extracto de las uvas restantes. - Fertilización
Los viñedos son monocultivos que agotan gravemente el suelo. Por lo tanto, hay que añadir nutrientes al suelo desde el exterior. Esto se hace con la ayuda de fertilizantes orgánicos o inorgánicos (minerales). - Riego
En regiones con escasas precipitaciones o en años especialmente calurosos, el suelo también debe recibir agua del exterior. Para ello existen varias técnicas de riego (por ejemplo, el riego por goteo). En Alemania, las posibilidades de riego para obtener un vino de calidad están estrictamente reguladas. - Protección de las plantas
Por protección de las plantas se entienden todas las medidas que impiden que la vid o las uvas sean atacadas por enfermedades o plagas. Incluso el cuidado del suelo sirve como protección fitosanitaria, pero existen diversas medidas específicas para combatir enfermedades e insectos y animales o para evitar los daños correspondientes. Éstas van desde muros, vallas y redes como protección contra aves y animales salvajes, pasando por productos fitosanitarios biológicos, trampas de feromonas e insectos beneficiosos, hasta plaguicidas químicos (de síntesis) utilizados, por ejemplo, contra malas hierbas(herbicidas), hongos (fungicidas), bacterias(bactericidas) y/o insectos(insecticidas). En la viticultura ecológica, en particular, se concede gran importancia al fortalecimiento de la vid y de sus defensas contra las enfermedades; estas medidas sirven también para la protección de las plantas y tienen por objeto evitar en la medida de lo posible el uso de plaguicidas.